En el transcurso de los años preescolares, como consecuencia de su desarrollo físico, en el cual se encuentran las estructuras óseo-musculares, los niños no dejan de aumentar regularmente su talla y peso, a una velocidad de crecimiento más lenta de lo que ha sido durante sus primeros años de vida; el cerebro continúa también su desarrollo, el cual ahora está en un proceso de arborización de las dendritas y conexión de unas neuronas con otras. Este proceso, iniciado en la gestación, se intensifica al máximo hasta los cinco años.
Es de resaltar la maduración notable del lóbulo frontal sobre los cinco años, que permite importantes funciones de regulación, planeamiento de la conducta y actividades que eran inicialmente involuntarias, como es el caso de la atención, la cual por ejemplo, se va haciendo más sostenida, menos hábil y más consciente.
Simultáneamente, se va haciendo evidente, que los niños y niñas tendrán primero el control sobre el movimiento de su cabeza y tronco, luego de los brazos y finalmente de sus piernas, lo que generalmente se conoce como la “ley céfalo caudal y próximo distal”.
Ley céfalo caudal: encargada de precisar que el movimiento se da primero con implicación de los segmentos corporales más cercanos a la cabeza, para posteriormente extenderse hacia los segmentos más alejados.
Próximo distal: implica la organización de respuestas motrices a nivel de los miembros, desarrollándose a partir de la parte más cercana al centro del cuerpo hasta la parte más alejada.
A partir del movimiento el niño y la niña van descubriendo nuevas posibilidades de sí mismo en relación con el espacio, van desapareciendo algunos reflejos, lo que les permite actuar más independientemente.
Poco a poco adquieren la posición sedente, inicialmente con el apoyo del adulto y posteriormente lo hacen por sí solos, la posición de sentado, le posibilita a los niños y niñas conquistar el espacio y así descubrir las oportunidades que le brinda su cuerpo para moverse y manipular, siendo las manos las que le van a facilitar alcanzar objetos que tiene en su campo visual y explorarlos conociendo el mundo a través del tacto, en este momento los niños y niñas van ampliando su campo de acción e interacción, y descubriendo con todos sus sentidos, tocando objetos que encuentran a su paso, tirándolos, mordiéndolos, arrastrándolos para lograr reconocerlos; de esta manera, sus formas de desplazamiento se van perfeccionando y su interés por conquistar la altura, por lo que se valen de sillas, mesas y otros objetos para hacerlo, sin duda son estas exploraciones las que le van a permitir conseguir la marcha. El caminar implica emoción y también duros y dolorosos enfrentamientos con los objetos, de los que antes no tenían que estar pendiente. Esta interacción con ese entorno y sus objetos es la que posibilitará lograr mayor seguridad y perfeccionar sus movimientos, ya no es suficiente caminar, quieren trepar y comenzar a correr, de esta manera, los niños y las niñas, alcanzan dominios particulares como el equilibrio, la coordinación y el control corporal, ajustando su cuerpo a nuevas demandas y a adquirir habilidades motrices como saltar y correr.
Este control progresivo del cuerpo, lleva a los niños y niñas a interesarse cada vez más por juegos que impliquen emoción y retos motrices, como los juegos de persecución y búsqueda, es aquí donde el rol del maestro y la maestra cobra vital importancia, reconociendo que las experiencias con el cuerpo, posibilitan el encuentro con el otro a través del lenguaje no verbal que permite con una gran sensibilidad, comprender esa expresividad corporal y desde allí ofrecer una dinámica de bienestar y estimulación que facilite y acompañe el desarrollo armónico e integral de los niños y niñas.
Se puede afirmar que en los jardines y colegios se definen identidades y formas de ver particulares según la importancia que se da al cuerpo (Vaca, 2002).
Según vaca dentro de la rutina de los jardines infantiles y colegios se dan una serie de situaciones o manifestaciones corporales como:
Cuerpo silenciado: se da cuando se privilegian actividades de escucha y diálogo donde se requiere estar sentados y muy atentos, pasando el cuerpo desapercibido.
Cuerpo instrumentado: es decir, utilizado en función de algunos conceptos que son representados corporalmente.
Cuerpo objeto de tratamiento educativo: donde se trabaja lo corporal para potenciar habilidades y destrezas motrices ejercitando el cuerpo.
Cuerpo objeto de atención: relacionándose con los hábitos de vida saludables, la higiene, la alimentación, el sueño y el cuidado del cuerpo, actividades o acciones que ocupan gran parte de la rutina.
Cuerpo implicado: que se relaciona con la expresión libre a través del cuerpo y la satisfacción de necesidades de exploración características en estas edades, donde el juego se convierte en la manera más tangible de relacionarse con el medio.
Para concluir, es importante comprender que el desarrollo corporal no se da de manera aislada de las otras dimensiones, por el contrario, comprender la dimensión corporal afectiva, la cognitiva, el desarrollo del lenguaje, la comunicación, la conceptualización y representación.
Ejes de Trabajo Pedagógico: El rol de la maestra y el maestro se debe centrar en brindar oportunidades que ofrezcan seguridad y que permitan a los niños y niñas descubrir su cuerpo como vehículo de comunicación y de acción, que les permite adaptarse y apropiarse de su entorno, enriqueciendo a través de este trabajo pedagógico la experiencia de los niños y niñas en los jardines infantiles y colegios.
Los ejes de trabajo pedagógico que se proponen para organizar las acciones y experiencias que potencien el desarrollo corporal son:
El cuerpo, su imagen, percepción y conocimiento.
Para los niños y las niñas el cuerpo se convierte en su principal juguete, por lo que su desarrollo es motivo de asombro, aprendizaje y placer, descubren que éste es un fiel compañero y a él recurren para demostrar sus impulsos convertidos en acciones traviesas o posiblemente en habilidades coordinadas, las cuales les permiten descubrir diversas posibilidades de movimiento a medida que lo viven y lo disfrutan.
A partir de la exploración del cuerpo y la progresiva imagen que ellos y ellas van teniendo del mismo, es como se va estructurando un concepto de cuerpo, mediado por la evolución de los procesos internos que se van adaptando a nuevas situaciones y circunstancias, hasta volver el interés y la pregunta por éste cada vez más compleja y detallada; interesándose ya no sólo por lo que ve sino por lo que no ve.
Desarrollos por Fortalecer de 1 a 3 años de edad.
• Sienta placer en juegos que impliquen aparecer y desaparecer su imagen y la de los demás, por tanto se interese por el juego con telas u objetos que lo permitan.
• Disfrute verse en el espejo durante largo rato, tratando de tocarse e imitando gestos variados que ha aprendido en su interacción con los otros, mientras observa su reflejo.
• Experimente diferentes sensaciones de contacto y manipulación a través de masajes, experiencias con materiales diversos, entre otras.
• Manifieste la exploración sensorio - motriz, para iniciar el posterior descubrimiento de su cuerpo y el de los otros, diferenciando paulatinamente a las personas y los objetos que conforman su entorno inmediato.
• Demuestre y reconozca, mediante movimientos progresivos, las posibilidades y características de su cuerpo en función de necesidades, oportunidades u otro tipo de estímulos externos, que más adelante van a incidir en la toma de decisiones y en la resolución de problemas de la cotidianidad.
• Identifique situaciones importantes que suceden antes, después o en el momento preciso, ubicándose temporal y espacialmente en el lugar indicado, haciendo uso de las diferentes rutinas que vive a diario.
• Identifique las distancias cerca – lejos, existentes entre él con respecto a otras personas y objetos.
Desarrollos por Fortalecer de 3 a 5 años de edad.
• Descubra cada vez más las posibilidades de movimiento que le ofrece su cuerpo para explorar y resolver situaciones que se presentan en su entorno, lo que le permitirá reconocerse como un ser hábil y seguro de sí mismo.
• Desarrolle sentimientos positivos hacia sí mismo y conductas de autocuidado en la medida que conoce su cuerpo.
• Descubra nuevas posibilidades perceptivas mediante la exploración de su entorno y cuerpo
• Elabore en forma simbólica representaciones gráficas que permiten identificar paulatinamente la manera como va asimilando la imagen del cuerpo.
• Se oriente en el espacio distinguiendo nociones como arriba – abajo, delante – atrás, dentro – fuera, a un lado-a otro- en el momento de dirigirse a algún lugar o para indicar algo, evidenciando mayor desenvolvimiento en la resolución de problemas.
• Utilice las nociones temporales como ayer, hoy, mañana, ahora, antes, después para ordenar y dar continuidad al expresar su sentido de ubicación con respecto a alguna situación particular.
• Acentúe el manejo de la lateralidad, dando mayor participación a los segmentos corporales en la realización de acciones que demandan precisión y direccionalidad hacia el espacio.
• Reconozca sensaciones producidas al interior de su cuerpo como el vértigo o el mareo al hacer rollos hacia adelante o hacia atrás, deslizarse o rodar por una superficie inclinada, expresando lo que siente (miedo, gusto o asombro), hasta lograr referirse a ellas con mayor precisión y propiedad.
• Plantee cuestionamientos sobre su imagen corporal en relación con la de los otros es alto, es gordo, es flaco y la función corporal ¿qué hay debajo de la piel?, ¿cómo respiramos? ¿Qué es el popo? o ¿por dónde va la sangre?).
El movimiento como medio de interacción.
Se constituye en una de las primeras formas de comunicación de los niños y niñas con el mundo, siendo no sólo el medio sino el lenguaje de la dimensión corporal y como tal la experiencia social por excelencia al menos en los primeros años de vida.
Los niños y niñas a través del movimiento se acercan a comprender el mundo y establecer la dialéctica con él, un ejemplo claro de esto es el reflejo de succión que se convierte en el conector entre el mundo externo e interno del niño y la niña.
El movimiento es una fuente inagotable de experiencias, origen de conocimientos y afectos que al exteriorizarse se convierte en el más genuino lenguaje del ser humano, que va poco a poco constituyéndose en la mejor forma de relación de la persona con sus semejantes y con el mundo de los objetos. Wallon (1978).
Desarrollos por fortalecer de 1 a 3 años de edad.
• Busque espontáneamente rodar, girar, balancearse, reptar, entre otros movimientos que le permiten explorar su medio.
• Muestre mayor autonomía tras haber adquirido la posición de pie, interesándose por dirigir su cuerpo hacia la búsqueda de nuevas posibilidades de movimiento, que le faciliten alcanzar y transportar objetos que le llaman la atención.
• Disfrute la vivencia de equilibrios y desequilibrios, ajustando su cuerpo a diferentes superficies y experimente diferentes sensaciones que le proporcionan la altura y toda clase de planos inclinados que fortalecen su coordinación, equilibrio y ajuste corporal.
• Alcance, agarre, transporte y suelte objetos desde cualquier posición: sentado, parado y en marcha, al tiempo explore diversas posibilidades de acción y movimiento, por ejemplo arrastrar un carro, lanzar un juguete al aire, hacer rodar una pelota empujándola o pateándola, entre otros.
• Exprese agrado por actividades como llenar, vaciar, amontonar, tumbar, hurgar y escudriñar los objetos de su entorno, los cuales explora.
Desarrollos por fortalecer de 3 a 5 años de edad.
• Se desplace con propiedad y sortee obstáculos que le permitan descubrir las posibilidades de su cuerpo, tomando consciencia de sus relaciones con el espacio y los objetos que están en él.
• Realice movimientos equilibrados y coordinados más complejos adoptando diversas posiciones, atendiendo a las necesidades que se presenten en una situación determinada.
• Experimente cambios de velocidad al desplazarse libremente en un espacio vacío o con obstáculos, identificando de esta manera las mejores opciones de desplazamiento que le ofrece su cuerpo.
• Muestre interés por subirse a mesas y sillas, acciones que se convierten en una invitación explícita para saltar, que en un inicio es un dejarse caer desde poca altura, principalmente cuando hay colchonetas.
• Se desplace con fluidez sobre diversas superficies de apoyo como cojines o colchonetas, logrando cada vez mayor estabilidad en sus desplazamientos, lo cual le da confianza para asumir nuevos retos de exploración del entorno.
• Logre mayor equilibrio mientras transporta objetos, dejando poco a poco de lado apoyos externos a la hora de saltar y trepar, para valerse por sí mismo, ganando mayor independencia.
• Camine a diferentes velocidades, cargando objetos, cambiando de dirección y superando obstáculos a la vez que se van instaurando las nociones espaciales.
• Combine la marcha con saltos, carreras y lanzamientos sin perder el equilibrio mientras se dirige a un objetivo previamente planificado.
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